Amantaní es la isla más grande del lago (parte de Perú). Allí viven unas 800 familias divididas en 8 comunidades. Un total de, más o menos, 6,000 habitantes.
Cuando la lancha llegó a la orilla, ya nos esperaban en el pequeño puerto. En su mayoría mujeres vestidas con falda, camisas blancas bordadas y una manta negra. Llegamos allí para hacer turismo vivencial. Esto consiste en quedarse en la casa de una familia. Allí estaba Francisca y con ella nos fuimos.
Francisca nos guió hasta su casa. Como la altura nos afectó un poco, nos quedamos sin aliento mientras caminábamos, pero un señor de la isla nos dio un pedazo de muña. La muña es una hierba que se encuentra de manera silvestre en algunos lugares de Bolivia. Cuando la frotas en tus manos y la hueles te ayuda a respirar mejor. Tiene olor y sabor mentolado. No sé si fue una cuestión mental, pero para mí fue una salvación y me sentí aliviada. ¡Por fin pude seguirle el paso a Francisca!
Después de caminar por casi 25 minutos, llegamos a la casa de Francisca. Es una casa humilde. Como en la isla no hay energía eléctrica porque el gobierno se ha olvidado de ellos y ellas, algunas casas tienen una pequeña plancha solar que han comprado con mucho esfuerzo. La cocina es un fogón y allí nos preparó el almuerzo, la cena y el desayuno del próximo día.
Francisca |
Dormimos en la casa de Francisca. Sin agua. Sin luz. Sin lujos. Pero sin ruidos, sin contaminación y sin preocupaciones.
Al otro día, Francisca nos levantó temprano para desayunar y llevarnos hasta el puerto.
Francisca nos prepara el almuerzo. |
La mirada y la sonrisa de Francisca quedarán grabadas por siempre en mi recuerdo. Abrir las puertas de su casa a extraños es su forma de sobrevivir, pero también es un gesto de amor.
Con Francisca y sus hijos. |
Muña |
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