viernes, 6 de abril de 2012

Infinito

Isla Negra, Chile. Frente a la Casa de Pablo Neruda. Foto de Jessika Reyes Serrano

Las nubes de abril se despejaron
para que te pudiera tocar.
Para que el firme
viento de tu boca nublada
mojara mis pies.
Abraza la punta de mis dedos
con tus brazos de espuma.
Salpica la sal de tus cabellos
dentro de mis ojos, píntalos de rojo.
Hazlos llorar a mares.
Luego, despeja una lágrima seca
de esas que se pegan en la cara.
De esas que aún se sienten en la mañana
y conviértelas en parte de ti.
Que el sonido de tu voz
no se confunda con mis miedos.
Grita fuerte cuando vuelvas.
Estaré aquí. Descalza.
Esperando que me vuelvas tentar.

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